Había una vez un señor que se llamaba Gioachino Rossini, que vivía en Padua y componía sus cosillas musicales. Compuso muchas óperas, pero le parecía de muy mala educación que a menudo las sopranos olvidaran la letra en mitad del escenario y cantasen lo que les venía en gana, de forma que se perdía el hilo de la historia y nadie sabía de qué iba la ópera exactamente, porque cuando la soprano tenía que cantar, pongamos, algo como: "Voy a suicidarme porque mi amante me ha dejado", decía, en lugar de eso: "Voy a-a-ahh tralará chim-pon", con lo cual, claro, el público se sorprendía al verla suicidarse, porque no había avisado primero (como es usual en las óperas).
El caso es que el querido Gioachino un día se hartó y decidió que estaba harto de las sopranos y que en adelante compodría sólo para los gatos, que como es bien sabido tienen muy buena memoria para lo suyo.
Lamentablemente el público ni la Historia comprendieron el intento de depuración musical de Rossini y las sopranos siguieron interpretando sus obras. Hasta hoy. Tres siglos después, finalmente, un avezado productor musical ha tirado la casa por la ventana y les ha producido un single a dos mezzosopranos de raza común europea.
Aquí tenéis, en exclusiva, el Duetto buffo di due gatti tal y como Rossini lo concibió:
Le duo des chats
Duetto Buffo di 2 Gatti
jueves, 22 de octubre de 2009
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